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Milei rompe el silencio en TN sobre la polémica con $LIBRA

La aparición de Javier Milei en la pantalla de TN, el lunes, para dar su versión sobre el escándalo de la criptomoneda $LIBRA, no solo fue un intento por calmar las aguas de un fin de semana turbulento, sino también una oportunidad para definir cómo lidiar con las consecuencias de un tema que está poniendo en juego no solo su imagen, sino su credibilidad como presidente. Sin embargo, lo que quedó claro es que el mandatario no logró despejar todas las dudas, y lo que se presentó como una defensa, en realidad terminó siendo una mezcla de contradicciones, evasivas y una autocrítica insuficiente.

Una defensa débil, cargada de contradicciones

Milei no escatimó en calificativos para justificar su involucramiento en el lanzamiento de $LIBRA. “Soy un tecno-optimista”, aseguró, argumentando que su motivación principal fue apoyar el financiamiento de emprendedores tecnológicos y PYMEs argentinas. Sin embargo, su discurso se tambaleó cuando minimizó la gravedad del asunto y el impacto de la estafa. “En realidad, son 5.000 personas”, afirmó, descalificando los informes de más de 70.000 afectados y 286 millones de dólares en pérdidas. Esta respuesta, lejos de tranquilizar, alimentó aún más la percepción de que el presidente minimiza el escándalo como si fuera un problema menor.

Más aún, las contradicciones fueron inevitables. Por un lado, se defendió de cualquier responsabilidad al afirmar que nunca “promocionó” el proyecto, sino que solo lo “difundió”. Por otro, su reacción ante la controversia fue borrar el tuit en el que promocionaba la criptomoneda, lo que da pie a la pregunta de por qué, si no tuvo nada que ver, decidió involucrarse de esa manera. Además, al comparar el asunto con “una apuesta en un casino”, el presidente dio la sensación de que, al final del día, era una decisión personal de cada uno involucrarse en el proyecto. ¿De verdad esto es todo lo que tiene para ofrecer un presidente de la Nación ante un escándalo de tal magnitud?

La falta de claridad en su relación con los involucrados

Otro punto débil en su defensa fue la ambigua relación que mantiene con Hayden Davis, el empresario que lanzó $LIBRA, y la misteriosa figura de Mauricio Novelli, organizador del evento fintech de 2024. A pesar de que Milei aseguró que no conocía mucho sobre el tema de las criptomonedas, el propio Davis había asegurado en videos que era “asesor” del gobierno argentino. Ante este hecho, el presidente no dio ninguna respuesta contundente, eludiendo la pregunta y dejando en el aire la duda sobre la verdadera naturaleza de su vínculo con los involucrados en la creación de $LIBRA.

Lo que sorprende aún más es la falta de una crítica explícita o una investigación interna más profunda sobre cómo el entorno de su administración se vinculó con un proyecto que, por más buena fe que el presidente haya tenido, se acabó convirtiendo en una estafa masiva. En lugar de desmarcarse completamente de las malas prácticas de algunos actores privados, Milei parecía más preocupado por despejar cualquier sombra que cayera sobre su figura y el gobierno, en lugar de asumir de forma responsable las implicancias del escándalo.

El desconcierto de su autocrítica

Por otro lado, la autocrítica de Milei fue notoriamente insuficiente. Si bien reconoció que, al asumir la presidencia, mantuvo la misma apertura que tenía antes como candidato, lo que le permitió estar más expuesto, también mencionó que aprendería a poner “filtros” y “levantará murallas”. No se trata solo de poner más límites, sino de cómo un presidente maneja situaciones complejas y potencialmente dañinas para la confianza pública. El hecho de que la gestión presidencial haya permanecido tan vulnerable a eventos de esta magnitud deja entrever una falta de preparación, o una falta de interés en proteger la integridad de su figura.

Un ataque a la oposición como cortina de humo

En medio de las explicaciones en torno a $LIBRA, Milei no pudo resistirse a lo que se ha convertido en su recurso habitual: desviar la atención hacia la oposición, especialmente hacia el kirchnerismo. Con vehemencia, mencionó las estafas pasadas del kirchnerismo y los problemas financieros heredados de los gobiernos anteriores, como si estos pudieran justificar su propio desliz. "Nunca explicaron qué pasó con los 600 millones que se llevaron a Santa Cruz", dijo. La tirada de acusaciones no hace más que generar ruido y distraer la atención del verdadero tema en cuestión: lo sucedido con $LIBRA y las implicancias de que un presidente de la República haya difundido y respaldado un proyecto que terminó en una estafa.

Es llamativo cómo, ante una crisis que involucra a su propio gobierno y su figura, Milei se muestra más interesado en subrayar los errores de otros, en lugar de enfrentar de manera directa y clara los problemas internos. Este comportamiento no solo es poco profesional, sino también dañino para la confianza pública en las instituciones y la gestión.

La confianza presidencial: ¿un saldo positivo?

Al final del día, lo que queda claro es que el presidente no ha logrado recuperar la confianza pública con respecto a su actuación en el caso $LIBRA. Las explicaciones sobre su relación con el proyecto, su intento de minimizar la estafa y sus críticas a la oposición han quedado en el aire como un manto de dudas que no ha sido disipado. En lugar de ofrecer respuestas claras y asumir responsabilidades por lo ocurrido, ha optado por eludir la situación, esconderse tras el argumento de que no hubo "intencionalidad" y culpabilizar a los involucrados.

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