Gobierno de Lula denuncia "desprecio a derechos fundamentales" en deportaciones desde EE.UU.

Este sábado, Brasil alzó su voz contra el trato recibido por ciudadanos brasileños deportados desde Estados Unidos, quienes llegaron al país esposados. El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva calificó esta medida como un "desprecio a los derechos fundamentales", generando un fuerte rechazo hacia las prácticas implementadas durante el proceso de deportación.

El viernes, las autoridades estadounidenses informaron sobre la detención de 538 migrantes irregulares, en el marco del plan de deportación masiva impulsado por el presidente Donald Trump. Sin embargo, el hecho que desencadenó la polémica fue el aterrizaje en Manaos, capital del estado de Amazonas, de un vuelo proveniente de EE.UU. con 88 brasileños a bordo, según datos de la Policía Federal. No obstante, el gobierno de Amazonas reportó que solo 79 personas fueron deportadas.

Este incidente representa el primer choque entre los gobiernos de Trump y Lula. Cabe recordar que, durante la toma de posesión del mandatario estadounidense el 20 de enero, Lula expresó su intención de mantener la "relación histórica" entre Washington y Brasilia. Sin embargo, a través de un comunicado, el Ministerio de Justicia de Brasil exigió a las autoridades estadounidenses la "inmediata retirada de las esposas" y condenó el "flagrante desprecio a los derechos fundamentales" de sus ciudadanos.


Liberación de deportados y garantía de soberanía


Las autoridades brasileñas recalcaron que "la dignidad de la persona humana" constituye "uno de los pilares del estado democrático de derecho" y representa "valores innegociables". El vuelo, que originalmente tenía como destino Belo Horizonte, se vio obligado a aterrizar en Manaos debido a un problema técnico. "Los brasileños que llegaron esposados fueron liberados de inmediato", aseguró la Policía Federal, "en garantía de la soberanía brasileña en territorio nacional".

Mientras permanecían en el aeropuerto, los deportados recibieron colchones, atención médica y agua. Ante esta situación, el presidente Lula ordenó que un avión de la Fuerza Aérea Brasileña se encargara de trasladar a los deportados a Belo Horizonte. Según una fuente gubernamental, los deportados viajaron "con sus documentos personales", lo que indicaría que "están de acuerdo" con su retorno al país.

En Brasil, los deportados podrán "permanecer en libertad" tras haber estado detenidos en Estados Unidos bajo una "decisión final de deportación sin posibilidad de recurso", detalló la misma fuente. Este vuelo marca la primera deportación masiva desde que Trump asumió la presidencia, aunque el viaje ya estaba planeado antes de su mandato y forma parte de un acuerdo bilateral firmado en 2017, según fuentes de la Cancillería brasileña.


Medidas migratorias de Trump y reacciones internacionales


En sus primeros días en el cargo, Trump implementó una serie de medidas contra la migración ilegal, incluyendo deportaciones, el envío de tropas a la frontera con México y el arresto de 538 personas en situación irregular, según informes de la Casa Blanca. El viernes, 265 personas fueron expulsadas desde Estados Unidos hacia Guatemala, aunque no se ha confirmado si formaban parte del grupo de arrestados.

Por otro lado, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México aseguró que siempre estará dispuesta a recibir a connacionales, incluso en casos de repatriaciones. Esto ocurrió después de que el canal NBC News reportara que se había negado el aterrizaje a un avión militar estadounidense con deportados a bordo. En un mensaje en redes sociales, la Cancillería mexicana afirmó que México "mantiene una muy buena relación" con el gobierno de EE.UU. y que "cooperamos con respeto a nuestras soberanías en una amplia gama de temas, incluyendo la migración".

Este episodio pone en evidencia los desafíos que enfrentan las relaciones bilaterales en materia migratoria y de derechos humanos, en un contexto donde las políticas de deportación de Estados Unidos siguen generando tensiones a nivel internacional. 

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