La conmoción por el asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela continúa creciendo mientras la Justicia avanza en la investigación y en el análisis forense de los cuerpos. Las víctimas fueron identificadas como Morena Verri (20 años), Brenda Loreley Del Castillo (20) y Lara Morena Gutiérrez (15). Según confirmaron fuentes judiciales, las autopsias establecieron que las muertes se produjeron alrededor de las dos de la madrugada del sábado y que los ataques se desarrollaron de manera consecutiva.
Los peritajes revelaron múltiples signos de violencia física: golpes de gran magnitud, heridas cortantes y, en al menos uno de los cuerpos, indicios de tortura. Además, se estudian posibles abusos sexuales y se buscan rastros genéticos que permitan identificar la presencia de terceros en la escena del crimen.
La hipótesis que hoy concentra los esfuerzos de la Fiscalía N°2 de Florencio Varela y del Ministerio de Seguridad bonaerense apunta a una venganza vinculada al narcotráfico. Testimonios recogidos en el expediente, sumados a una denuncia reciente de familiares, refuerzan la teoría de que las jóvenes habrían sido engañadas con la promesa de asistir a una fiesta donde recibirían dinero. Sin embargo, todo habría sido una emboscada.
De acuerdo con la reconstrucción de los investigadores, Lara habría sido quien gestionó el contacto que llevó a las tres amigas hasta la vivienda en la que finalmente fueron halladas sin vida. Las pesquisas sostienen que la adolescente tenía algún tipo de relación con personas ligadas a una banda narco y que, en el trasfondo, existiría un robo de droga o dinero que detonó la represalia. “Nunca hubo fiesta ni encuentro sexual. Las trasladaron a ese lugar para asesinarlas”, indicó una fuente judicial.
El rastro de una camioneta que partió desde La Tablada, pasó por Lomas de Zamora y terminó en Florencio Varela permitió a los investigadores trazar el recorrido de las víctimas hasta la casa donde fueron ultimadas. Allí se produjeron las detenciones de cuatro sospechosos vinculados a una organización narco integrada por ciudadanos peruanos con ramificaciones en el Bajo Flores y conexiones en distintas zonas del conurbano bonaerense.
La situación familiar de las jóvenes también aporta contexto. Tanto Brenda como Morena habían sido señaladas por sus allegados como trabajadoras sexuales, lo que facilitaba sus vínculos con determinados entornos. Ese mismo circuito habría sido utilizado por los autores del crimen para tender la trampa bajo la excusa de una fiesta que nunca existió.
En paralelo, el clima de tensión se trasladó a las calles. Durante la marcha en reclamo de justicia, la hermana de Lara denunció que su vivienda fue baleada días atrás y rechazó versiones que la señalaban como responsable de haber entregado a la menor. “Estoy de duelo por mi hermana y encima me acusan. Yo también perdí a alguien”, expresó en sus redes sociales.
El triple femicidio no solo expone la brutalidad del hecho, sino también la compleja trama criminal que rodea al caso. Mientras las familias exigen respuestas y protección, la Justicia busca determinar quiénes ejecutaron la emboscada y hasta qué punto el narcotráfico fue el verdadero motor de un crimen que dejó en shock a la comunidad.
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