Flamengo se impuso por penales ante Estudiantes y se clasificó a las semifinales de la Copa Libertadores, donde enfrentará a Racing. El partido, sin embargo, mostró que la diferencia económica y de plantel no se traduce necesariamente en dominio absoluto dentro del campo de juego.
El conjunto platense cayó en la serie en el primer tiempo en Río de Janeiro, cuando se vio superado 2-0. Sin embargo, en la vuelta en La Plata, Estudiantes equilibró las acciones y mostró un nivel de juego digno de un equipo que no se intimida ante la jerarquía de su rival. La diferencia de presupuestos—Flamengo valuado en 195,9 millones de dólares frente a los 46,6 millones de Estudiantes—solo se reflejó en la tanda de penales. Durante los 90 minutos, el Pincha demostró orden táctico, resistencia física y precisión en los contragolpes.
El equipo dirigido por Eduardo Domínguez se plantó con autoridad, defendió cada pelota y neutralizó a las figuras del Mengao, como Saúl Ñíguez, De Arrascaeta y Pedro. La actuación de los zagueros Santiago Núñez y Facundo Rodríguez, y de mediocampistas como Ascacíbar y Amondarain, resultó fundamental para mantener el equilibrio frente a un rival con talento internacional y profundidad de plantel. Benedetti, con un gol válido y una jugada anulada por offside, ejemplificó la capacidad ofensiva del equipo platense a pesar de la derrota.
Estudiantes también contó con siete jugadores surgidos de sus inferiores, lo que reafirma la importancia de la formación interna frente a la inversión millonaria de clubes brasileños. La tanda de penales terminó inclinando la serie para Flamengo, pero la entrega del equipo platense y la ovación de su gente reflejaron que la diferencia económica no siempre es determinante dentro del campo.
El partido deja como enseñanza que, si bien Flamengo avanzó, sus defensas presentan grietas que un equipo bien organizado puede explotar, y que Estudiantes mantiene una mística competitiva que lo coloca entre los protagonistas, incluso frente a adversarios con planteles estelares. La eliminación fue dura, pero el Pincha “murió de pie”, consolidando una actuación para el reconocimiento más allá del resultado.
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