El presidente Javier Milei finalizó este jueves su visita a Estados Unidos con una reunión en Nueva York junto al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El encuentro, de carácter político y simbólico, volvió a marcar el alineamiento del mandatario argentino con Estados Unidos e Israel, mientras en el país persisten las críticas por los costos, la agenda internacional y la falta de anuncios concretos para la economía local.
Durante la gira, Milei se reunió con el expresidente Donald Trump, participó de la Asamblea General de la ONU y mantuvo conversaciones con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. También recibió dos premios: el Global Citizen Award, otorgado por el secretario del Tesoro estadounidense Scott Bessent, y la Medalla de Oro Presidencial de B’nai B’rith, una organización vinculada al lobby judío internacional.
Uno de los gestos más llamativos fue la visita a la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, líder del movimiento jasídico Jabad Lubavitch, lo que expuso nuevamente la impronta religiosa que Milei imprime a su agenda presidencial.
Mientras tanto, la política interna observa con preocupación el uso de recursos oficiales en viajes que, si bien generan titulares en el plano diplomático, no han derivado en acuerdos económicos o financieros concretos para el país. La reunión con Netanyahu se extendió durante casi una hora y fue presentada como un gesto de apoyo a Israel en el contexto del conflicto en Gaza, aunque analistas advierten que ese posicionamiento podría tensar la relación argentina con otros actores internacionales.
Al cierre de su gira, Milei también mantuvo un encuentro con Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, y con Claudio Epelman, director del Congreso Judío Latinoamericano. La comitiva oficial —integrada por Karina Milei, Manuel Adorni, Gerardo Werthein, Luis Caputo y Luis Petri— tiene previsto regresar a Buenos Aires este viernes por la mañana.
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