El futuro del plan de paz impulsado por Donald Trump para la Franja de Gaza permanece incierto. La propuesta de 20 puntos, presentada en Washington, incluye la rendición de Hamás, la devolución inmediata de los rehenes y la conformación de un gobierno transitorio supervisado por el propio expresidente estadounidense. Aunque el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, expresó su apoyo inicial, advirtió que no permitirá la creación de un Estado palestino y que Israel se reserva el derecho de responder militarmente si la organización islamista rechaza el acuerdo.
Netanyahu defendió públicamente el plan tras reunirse con Trump, en un gesto interpretado como apertura ante la presión internacional. Diversos países árabes y musulmanes, entre ellos Arabia Saudita, Egipto, Catar, Jordania, Turquía e Indonesia, manifestaron su aval a la iniciativa. Sin embargo, la aceptación de Hamás sigue pendiente, lo que mantiene en suspenso cualquier implementación concreta.
El plan contempla la retirada total de las fuerzas israelíes de la Franja, el despliegue de una misión multinacional hasta que se conforme una fuerza palestina alternativa y la liberación de más de 1.900 prisioneros en cárceles israelíes, incluidos más de 200 condenados a cadena perpetua por asesinatos y atentados, a cambio de la devolución de todos los secuestrados. No obstante, no fija plazos específicos para la reconstrucción ni establece un marco político hacia una solución definitiva.
La propuesta plantea un dilema central: Hamás debe aceptar su desarme y entregar de inmediato a los rehenes, o enfrentar la amenaza de una ofensiva militar israelí con respaldo de Estados Unidos. Netanyahu lo resumió con una advertencia: “Si Hamás bloquea o rechaza el plan, Israel terminará el trabajo”.
El desafío interno para el primer ministro también es considerable. Sus socios más radicales en el gobierno ya iniciaron una campaña contra la iniciativa, alentando la instalación de nuevos asentamientos en Gaza. Aun así, el respaldo de la oposición le asegura los votos necesarios para aprobar el acuerdo en el Parlamento.
En paralelo, continúan las movilizaciones ciudadanas en Israel, donde familiares de los secuestrados reclaman el regreso de los cautivos y el fin de la guerra. El propio Trump reconoció haber visto carteles con pedidos de ayuda dirigidos a él.
De prosperar la iniciativa y concretarse la liberación de los rehenes, Netanyahu podría capitalizar el desenlace en el plano político. Analistas locales sostienen que un eventual éxito en Gaza fortalecería su imagen de cara a las elecciones, que podrían adelantarse a comienzos de 2026. /RFI
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